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lunes, 28 de febrero de 2011

Recuerdos del pasado.



 El viento enredaba su pelo y le dificultaba la visión. Sus ojos entreabiertos y llorosos a causa del frío buscaban a tientas el camino. Las olas furiosas chocaban contra el acantilado salpicando constantemente a la joven. Conocía el camino como la palma de su mano, pero después de las fuertes lluvias de los días anteriores habían arrancado varias piedras que dificultaban el paso; y el sendero, al borde del acantilado, no estaba tan firme como en verano. Sin embargo ella quería llegar al faro. Era su destino.

 Siguió caminando. Los punzantes tojos se clavaban en su piel provocando numerosas carreras en sus medias. Divisó la luz del viejo faro. Las gaviotas se acomodaban a su alrededor esperando, impacientes, que cesase la tormenta.

 Llamó a la puerta. Esperó unos minutos, sabía que el viejo farero ya no estaba para ser apresurado. La puerta se abrió con un fuerte quejido y tras ella apareció la tenue luz de una vela que rápidamente se apagó a a causa del fuerte viento.

 -¡Ay Dios mío, vaya tormenta! Pasa muchacha, pasa que con este tiempo no es bueno que estés fuera.

 Ella cerró la puerta y siguió al anciano. Él volvió a encender la vela con la ayuda de una cerilla, y los dos se miraron. Los años de trabajo a la intemperie se podían apreciar en el rostro del farero. Esbozó una sonrisa que no lograba ocultar los años de tristeza y soledad que había pasado.

 -Ya hacía tiempo que no te veía por aquí, ¿vienes para subir a la torre?

 La joven asintió y él rápidamente le tendió la oxidada llave.

 -Ten cuidado con los últimos escalones, estos días ha entrado mucha agua y los pobres ya no están para 
 muchos trotes.

 Subió las escaleras lentamente fijándose en todos los detalles. Aquel lugar nunca cambiaba. Era su refugio, su pequeño mundo. Se apoyó en la barandilla. El viento silbaba colándose entre las rendijas de los cristales. Un barco navegaba luchando contra las inmensas olas.

 De repente notó como una mano se le posaba en el hombro. Estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se había oído el ruido de la puerta.

 -Es muy tarde y la tormenta está calmada. Será mejor que te marches antes de que anochezca. Se acercan
 fuertes lluvias.

 La muchacha le miró fijamente. Cogió su chubasquero rojo; que había dejado en el suelo; y bajó las escaleras. Se despidieron y cuando el anciano iba a cerrar la puerta ella la detuvo. Sus miradas se cruzaron. Buscó algo en su bolso y se lo entregó al anciano, se despidió con una triste sonrisa, puso su capucha y desapareció tras la puerta. Aquella misteriosa joven llevaba años visitándolo sin ninguna explicación. Sólo observaba el mar desde la torre.

 El hombre se dirigió a su alcoba. Allí abrió la pequeña caja y nada más ver el contenido supo lo que significaba. Corrió tan rápido como sus años le permitían hacia la puerta pero cuando consiguió llegar lo único que vio tras ella fue soledad y vacío. Cayó derrotado por el esfuerzo y por los tristes recuerdos de su juventud. Aquella noche la lluvia caía sin cesar y las olas luchaban embravecidas contra las rocas. El viejo faro brillaba intermite entre la tormenta.  

jueves, 24 de febrero de 2011

Como un molde.



Humillados y utilizados; ¿Nunca os habéis sentido así?

A menudo hacemos cosas que no nos gustan por alegrar  a los demás, porque pensamos que si las hacemos nos admiraran o encajaremos mejor y aveces ni siquiera sabemos porque las hacemos. Yo cada vez me creía más inmune a este tipo de actos. Una niña con personalidad y bastante carácter, que poco a poco iba superando las vergüenzas, típicas de la adolescencia, de mostrarse tal y como es e incluso vestir a su manera en un pueblo que, no acoge mucho eso de salirse de la vestimenta "normal". Pero un día me doy cuenta de que nunca seré inmune a este tipo de actos. Puede que disminuyan pero, sinceramente, no creo que consiga eliminarlos nunca del todo. Ademas, si nos paramos a pensarlo, ¿no creéis que todos nosotros somos, ese adjetivo tan recurrido últimamente por las personas, un poco falsos? Parémonos analizarlo. Unos podrán serlo más que otros pero todos, aunque sea solamente por una vez, lo hemos sido; por mucho que nos definamos como personas que decimos todo directamente a la cara y que nunca haríamos uno de estos actos.

 Un consejo, sed vosotros mismos. A mi de momento fue siempre cuando mas a gusto me sentí. Si fingis ser lo que no sois podéis estar bien una temporada, pero una vez que os descubran o que no aguantéis más, todo se irá por la borda. 

martes, 22 de febrero de 2011

Derrota...



Finalmente, se dio por vencida. Después de ver como la gente caía a su alrededor como moscas, no pudo continuar. Al fin y al cabo la batalla estaba perdida. Todo lo que había estado a su alcance lo había hecho, por lo que no le quedaba mas remedio que seguir su camino por otro lado.
Finalmente, se dio por vencida. Después de ver como la gente caía a su alrededor como moscas, no pudo continuar. Al fin y al cabo la batalla estaba perdida. Todo lo que había estado a su alcance lo había hecho, por lo que no le quedaba mas remedio que seguir su camino por otro lado.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Indiferencia.

 Caminaba despacio. No miraba atrás. Todo quedaba lejano. No sabia muy bien hacia donde se dirigía, pero sus pasos eran firmes aunque cansados. Había una luz tenue y la gente caminaba sin rumbo por la calle entre las luces navideñas.
 Se paró a mirar el escaparate de una vieja pastelería donde el dependiente se agachaba con una sonrisa, para darle un pequeño pastel a un niño que felizmente lo recogía y se lo agradecía a su madre. Los recuerdos pronto invadieron su cabeza, lo que le hizo esbozar una sonrisa. Inocencia de la infancia, añorada por tantos.

 Siguió caminando mientras, delicadamente, unos pequeños copos de nieve empezaban a enredarse entre su pelo y a adornar las ruinosas calles.

 De repente se detuvo. Observó una puerta deteriorada por el tiempo la cual se le notaba que había vivido mejores épocas. La empujó y esta se abrió con un leve quejido. Dentro había unas retorcidas escaleras de hierro con la pintura astillada y oxidadas. Las subió deslizando delicadamente su mano sobre los barrotes. Trozos de pintura iban cayendo a su paso por los peldaños.

 Al llegar arriba se encontró con el marco de una puerta, la cual debía de haber sido arrancada hace años y de la que quedaban apenas unas astillas. Lo atravesó y se encontró con un estrecho pasillo. Del fondo provenía una luz tenue y amarillenta. Llegó a una pequeña salita en la que había una galería. Las viejas y amarillentas persianas venecianas eran las causantes de esa extraña luz.

 Dejó su mochila en el suelo, apartó las persianas y se detuvo a mirar por la ventana. La gente seguía caminando felizmente por la calle, inmune a su presencia.

martes, 15 de febrero de 2011

A child in you.


 Niñez, etapa añorada por muchos de nosotros. A menudo la vemos como un tiempo lejano y pasado. Echamos de menos, eses días sin más preocupaciones que conseguir el único tazo que te falta, que te compren el juguete que quieres, librate antes de que te pillen,…

 Aun así queríamos crecer, hacernos fuertes y mayores. Admirábamos a los adultos como dioses. Deseábamos trabajar, tener dinero, casa, coche,… sin darnos cuenta de las responsabilidades que todo ello conllevaba.

 Ahora, poco a poco, te vas acercando a esa edad tan deseada, te percatas de que todo no era tan sencillo como te lo pintaban e imaginabas. Se empiezan a presentar obstáculos y obligaciones en el camino, y tienes que resolverlos tú solo.

 Sin embargo, aunque queramos ocultarlo, muchas veces se nos escapa el niño que aún tenemos dentro, ese que hace unos pocos años corría  en el patio del recreo con un mandilón con manchas de pintura y una gran sonrisa pícara, inmune a las preocupaciones del día a día.

domingo, 13 de febrero de 2011

Y me recibieron con un gran "Bienvenida", aunque alli todo era triste y gris.

Todo está en tu contra por haber nacido
en este mundo ruin en el que no has sido invitado.
Y es por eso que eres miembro del Club de los Olvidados.

Creo que este es un club en el que cada día mas y mas gente entra por un motivo u otro, aunque de forma contradictoria se supone que cada vez somos mas personas en el mundo.
Naces sin amigos e indefenso; luego poco a poco con los años vas haciendo amistades, cada vez mas y mas, te sientes rodeado de gente. Pero esas mentes aun son jóvenes y sin malicia.
 Luego llegas al instituto y te empiezas a sentir mayor, lo único que quieres es tener amigos, salir con ellos y conocer a gente. Pero poco a poco te empiezan a hacer pequeños cortes que con el tiempo van creciendo y te dejan marcas. Esto te va marcando tu personalidad, te moldean. Ves como, injustamente, la gente mas falsa va tomando las riendas porque en este lugar llamado planeta tierra si dices las cosas que piensas y eres lo menos falso posible, mas te apalean y menos te valoran, después tú eres el borde y los demás son las bellísimas personas, porque te dicen lo que quieres oír, pero en realidad no lo piensan, y después te van criticando a tus espaldas.
Yo heridas de estas ya llevo varias y me tienen demasiado marcada porque precisamente te las hacen las personas de las cuales menos te lo esperas. Sin embargo creo que también me sirvieron para aprender cosas sobre este mundo, aprender a valorar mas a la gente que realmente importa y a pasar mucho mas de los demás en cuanto a sus estúpidos comentarios y miraditas tanto hacia mi ropa, como a mi persona.


sábado, 12 de febrero de 2011

Feelings.


Enciendes tu iPod a oscuras, con los ojos entreabiertos. Una canción lenta y relajante empieza. Escuchas la letra que que suena entre notas de piano, y te sientes la protagonista de esas frases. Poco a poco tus párpados se van cerrando, y el pequeño aparato empieza a deslizarse por tus dedos, escodiéndose entre las mantas.
 De repente todo se convierte en un mundo maravilloso y tienes miedo a dormirte por temor a que, cuando te despiertes, todo se rompa en mil pedazos y veas que solo fue un simple sueño, producto de tu imaginación. S respira alegría y, sobretodo, esa sensación que tú tanto necesitabas; tranquilidad. La gente camina feliz, sin complejos y sin parars a criticar a los demás.
 Una tormenta se acerca lentamente dejando caer las primeras gotas y cambiando la intensa luz de la escena anterior por unas inmensas nubes negras. La gente mira aterrorizada hacia el cielo. Los niños lloran y empiezan a sonar unas horribles bocinas agudas, cuyo sonido te va desgarrando poco a poco los tímpanos, y llegando punzantemente a tu cerebro. La gente corre, te empujan y no hace más que gritar y llorar. Un proyectil cae en un edificio cercano. Corres con las manos cubriéndote la cabeza, y a los pocos segundos, una lluvia de piedras y polvo cae sobre ti, provocándote varios cortes. Notas como unos pequeños hilos de sangre se deslizan por tu frente y, poco a poco, su sabor amargo llega a tus labios. Pero sigues corriendo horrorizada sin parar. Lloras, gritas, ya no sientes tus pies rozando contar el suelo y el cansancio empieza a apoderarse de ti. !!!PUM¡¡¡
 -¡¡¡Aaaaaaaaaa!!!
Una luz se enciende.
 -¿Que te pasa?
Ves la cara preocupada de tu madre junto a la tuya, secándote delicadamente las gotas de sudor de la frente. Tu respiración sigue acelerada.
 -Duérmete que aún es muy temprano. Sola ha sido una pesadilla.
Notas sus finos labios en tu mejillla y como, cuidadosamente, te va arropando. El murmullo de la música de tu iPod aun se oye entre las mantas. Ella lo recoge y te lo deja en tu mesilla mientras apaga la luz de la lámpara con una dulce sonrisa.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Pájaro enjaulado.


Corre! No mires atrás. No pienses por un instante y libérate.
Corre hasta que tus pies no toquen el suelo. Salta tan alto como puedas.
Ignora las miradas de los demas y se tu misma, aunque nadie llegue a comprenderte.
Pero sobretodo busca la libertad, y, encuanto la veas, corre hacia ella sin perderla de vista o ditraerte por el camino, no se nos presenta todos los dias.